Me doy cuenta de que me voy haciendo mayor porque la gente que me rodea cada vez ha nacido mas tarde… es algo que me cuesta asimilar. Cuando veo a los que nacieron en el 1982 me llama mucho la atención por lo llamativo del año pero me apeno por ellos porque no tuvieron un naranjito en su habitación… bueno, ahora que lo pienso yo tampoco aunque lo intenté, y no sabéis como…Mi primer acto delictivo fue en 1982.
Fue en el mini centro comercial de al lado de mi casa: Galerías Copasa. Era una planicie techada con todo tipo de tiendas: de pintura, juguetes, cosméticos, droguería, incluso una mercería (ande habrán quedao…). Era como un paraíso porque había de todo. Y entre todas las opciones estaban los muñecos de la mascota de la copa del mundial de fútbol que organizaba España por aquella época: el naranjito. La verdad es que fue un éxito en merchandising y hasta una serie de dibujos tuvimos.
Una bonita tarde, con seis años de vida a mis espaldas, me fui con mis amigas de cinco a dar un garbeo por el “COPASA”. Iba yo, llamémonos “la coda”, con “la mari” y la “elisabeth”. Evidentemente la tal “eli” no se llama así porque en mi época ese nombre no era una opción pero como quiero guardar su privacidad le pongo este pseudónimo de cuando jugábamos a “V”, que siempre tenía que ser la lagarta mestiza. Obviamente yo siempre quería ser Diana así que no había problema. Para dar alguna pista os diré que se casó con un hindú y que ahora vive en Londres.
Total que allá íbamos las tres después del cole cuando nos enamoramos de unos naranjitos de plástico que tenían un pito metido dentro, estaban en unas cajas altas de cartón y costaban cincuenta pesetas la unidad. Lo que ahora serían 30 céntimos de euro, qué fuerte… El tema es que eso era una pasta y nosotras no disponíamos de ese presupuesto. Al día, si había suerte, nos daban 5 pesetas y nos lo gastábamos en comprar un escalofrío que troceábamos para que nos durara toda la tarde. Era un tema muy serio.
Rápidamente nos miramos y decidimos que eso era para nostras. La eli no dudó un instante, lo enganchó y se piró corriendo. La mari y yo quisimos perfeccionar la técnica intentado disimular, nos lo metimos en la barriga y salimos andando mientras los muñequitos iban sonando a nuestro paso con el puto pito de los cojones.
Una bigarda rubia teñida y con exceso de maquillaje nos interceptó y a partir de ese momento nos convirtió en unas exconvictas. Nos colocó detrás de su mostrador y nos maltrató psicológicamente. Nos decía que iba a llamar por teléfono a nuestros padres y que íbamos a ser la vergüenza de la familia.
La mari lloraba como una cerda y no paraba de decir que había una tercera cómplice que se había ido corriendo… yo estaba muy tranquila porque no sabía el número de teléfono de mi casa a la vez que me escandalizaba al conocer esa parte chivata de la mari que desconocía.
Al final nos vinieron a buscar los padres de la mari y la eli tuvo que bajar a devolver su naranjito después de haberlo subido ya a su casa y haberle buscado un sitio en su estantería…
No recuerdo nada mas de aquél día, imagino que mis padres y mis hermanos se cachondearon de mi porque me habían pillado pero no me dijeron nada. Cuando nos atrevimos a volver al Copasa siempre íbamos a mirar a la rubia mala y a cagarnos en ella desde lejos. Nunca la olvidaremos.
A la eli le sigue haciendo mucha gracia esta anécdota que a mi me parece un poco bochornosa y le encanta contársela a todo el mundo, así que ya debe ser universal, jaja, y que viva el mundial!.
Una bonita tarde, con seis años de vida a mis espaldas, me fui con mis amigas de cinco a dar un garbeo por el “COPASA”. Iba yo, llamémonos “la coda”, con “la mari” y la “elisabeth”. Evidentemente la tal “eli” no se llama así porque en mi época ese nombre no era una opción pero como quiero guardar su privacidad le pongo este pseudónimo de cuando jugábamos a “V”, que siempre tenía que ser la lagarta mestiza. Obviamente yo siempre quería ser Diana así que no había problema. Para dar alguna pista os diré que se casó con un hindú y que ahora vive en Londres.
Total que allá íbamos las tres después del cole cuando nos enamoramos de unos naranjitos de plástico que tenían un pito metido dentro, estaban en unas cajas altas de cartón y costaban cincuenta pesetas la unidad. Lo que ahora serían 30 céntimos de euro, qué fuerte… El tema es que eso era una pasta y nosotras no disponíamos de ese presupuesto. Al día, si había suerte, nos daban 5 pesetas y nos lo gastábamos en comprar un escalofrío que troceábamos para que nos durara toda la tarde. Era un tema muy serio.
Rápidamente nos miramos y decidimos que eso era para nostras. La eli no dudó un instante, lo enganchó y se piró corriendo. La mari y yo quisimos perfeccionar la técnica intentado disimular, nos lo metimos en la barriga y salimos andando mientras los muñequitos iban sonando a nuestro paso con el puto pito de los cojones.
Una bigarda rubia teñida y con exceso de maquillaje nos interceptó y a partir de ese momento nos convirtió en unas exconvictas. Nos colocó detrás de su mostrador y nos maltrató psicológicamente. Nos decía que iba a llamar por teléfono a nuestros padres y que íbamos a ser la vergüenza de la familia.
La mari lloraba como una cerda y no paraba de decir que había una tercera cómplice que se había ido corriendo… yo estaba muy tranquila porque no sabía el número de teléfono de mi casa a la vez que me escandalizaba al conocer esa parte chivata de la mari que desconocía.
Al final nos vinieron a buscar los padres de la mari y la eli tuvo que bajar a devolver su naranjito después de haberlo subido ya a su casa y haberle buscado un sitio en su estantería…
No recuerdo nada mas de aquél día, imagino que mis padres y mis hermanos se cachondearon de mi porque me habían pillado pero no me dijeron nada. Cuando nos atrevimos a volver al Copasa siempre íbamos a mirar a la rubia mala y a cagarnos en ella desde lejos. Nunca la olvidaremos.
A la eli le sigue haciendo mucha gracia esta anécdota que a mi me parece un poco bochornosa y le encanta contársela a todo el mundo, así que ya debe ser universal, jaja, y que viva el mundial!.
9 comentarios:
Anónimo dijo...
¿Habrá prescrito ya, Coda?. ¡Mira que a ver si te metes en un lío por airear tus infantodelitos por la red!
Yo recuerdo actuar en un cine de mi barrio vestida de naranjito, con mis rockys azules. Ains, ¡cuánto recuerdos! Si es que vivíamos al límite
Coda dijo...
Espero que sí, que ya han pasado 28 años.. además poco después me enteré que lo mio era un hurto y que el robo era a partir de las 30000 pelas (180 euros)y que hasta ese punto no te podían hacer nada... yo que ya me había imaginado en una carcel turca traficando con escalofrios...
El 82 fue un año intenso, eh? jaja
Kujavi dijo...
Eso me recuerda una frase que me encanta
¿Por qué le llaman "héroe" al que no tuvo tiempo de correr?
Esta claro que La Eli fue la crack de la historia y La Mari la villana.
juan dijo...
yo me quedo con la forma de contar la historia...lo que podia haber sido el comienzo de una Lute, por falta de seriedad de la narradora, ahora parece que es un cuento inocente, pero 99 de cada 100 psikiatras estaria conmigo en afirmar que esta mujer tiene peligro dentro.
Apañao dijo...
Si, es cierto, Eli se encarga de recordarnos esta historia una vez cada dos año, dudo que haya alguien en todo el barrio que la desconozca. Para mí lo mejor de ese año, la serie de dibujos... jajaja
Apañao dijo...
Si, es cierto, Eli se encarga de recordarnos esta historia una vez cada dos año, dudo que haya alguien en todo el barrio que la desconozca. Para mí lo mejor de ese año, la serie de dibujos... jajaja
Coda dijo...
La eli es una crack, sin lugar a dudas. me he pasado toda mi vida metiendo la pata para que ella se riera...
pero tranquilidad siego, que soy malísima delinquiendo, nunca he sabido disimular... solo soy una aficcionailla.
Anónimo dijo...
Si, si...lo que no sabeis es que la Eli se tiro dos horas fuera del Copasa esperando a que las otras dos "discretisimas criminales" salieran con su recompensa ...
Son 28 anos odiando a las rubias tenidas y de unas rojas y largas. Verdad Coda?
Coda dijo...
y tanto...
perraka!, fue un error de cálculo que no contemplamos en la logìstica del intrincado plan, jaja.
Lo de que hay 28 anos odiando a las rubias te ha quedado muy de humor inglés... jaja