Es muy duro criar a un hijo. Más que nada es muy estresante.

Desde el día que vi al rober con medio cuerpo metido en el water de casa, en el baño a oscuras, intentando coger el rollo de papel higiénico que acababa de tirar al infecto inodoro, supe que esto era el fin de mi calidad de vida. El zagal no tenía ni un año y ni siquiera sabía andar, pero disfrutaba pasando la lengua por la taza ahorrándonos el pasar la bayeta… ¿qué pasará cuando crezca un poco? ¿Tendré que solicitar la ayuda de rastreator, el perro pizzero frustrado, en busca de una nueva aseguradora del hogar con una mayor cobertura?


Yo antes vivía plácidamente con mi jornada reducida (dándoles en los morros a todos mis compañeros cuando salía a las 15:00 horas) y mis tardes de siesta. Ahora no respiro en casa cuando soy consciente de que mi churumbel no está en su salón de juegos y lo peor de todo… que no se le oye. Es en esos momentos de concentración bebuna en los que te la juegas, cuando tienes que correr y prepararte para lo peor.

Ayer mismo en casa de los abuelos dejé que explorara un poco la habitación de mis padres y me fui al salón… craso error. En menos de cinco minutos oí los gritos escandalizados de mi padre porque la dentadura postiza de mi madre ya no estaba en el vaso, sino por el suelo, y no sabíamos cuantos dientes faltaban, yo miré a mi hijo por si se los había puesto, capaz le veo, al estilo de American Horror History, intentando hacerse mayor con las muelas que le faltan… pero no, gracias a dios estaban todos. ¡Lo que habría dado mi madre por haber nacido en la época de los implantes!… Pero no te puedes enfadar con él porque le han diseñado con unos mofletes, alias papos: redondos, carnosos y sonrosados cuya visión impide que te mosquees, y bueno, mi padre qué le va a decir, si sabe que su nieto es su superfan, el que ha vuelto a dar sentido a sus rasgueos de guitarra, el incondicional que le baila todas las canciones inacabadas que le toca y que le da palmas mientras él se eleva al séptimo cielo y da gracias por haber asistido a sus clases de guitarra clásica en el centro cultural del barrio, esas clases que abandonó por incomprensión del profesorado que no supo tocarle una ranchera cuando lo solicitó como adaptación curricular.

Y es que la vida del bebé también tiene que ser complicada, rodeado de estímulos que no te interesan, ¿para qué tanta estimulación precoz forzada si lo que les interesa está ahí fuera, fuera del salón de juegos?. Está rodeado de juguetes que no hacen más que sonar a su paso, a veces cuando menos se lo espera pegándole un buen susto. Le hablan en español, en inglés, hacen sonidos de animales, de teléfonos comunicando, le cantan canciones pasadas de moda por seis décadas como el patio de mi casa es particular, debajo de un botón, ton, ton o estaba el señor don gato… le cantan con acento sudaka, le lanzan destellos luminosos irisados que a veces le ciegan haciéndole perder el delicado equilibrio… cuando él lo único que desea es mirar qué se esconde en los armarios, abrir unos cuantos cajones y enganchar las cuchillas de la batidora para ver a qué saben… dejémosles descubrir el mundo, que como me dijo mi pediatra: yo soy el arco, y él es la flecha. Mi hijo no es hijo mío, es hijo de la vida…



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3 comentarios:

    juan dijo...

    Con otro se te quita el estres y disfrutaras mas, no conoces el refran, que el primero habia que tirarlo, pues no lo tires y ten otro, tiene el mismo efecto.... jejeje

  1. ... on martes, enero 10, 2012 7:42:00 p. m.  
  2. Coda dijo...

    Joer Siego... me lo dices en serio? ahora mismo no me deja ni escribir en el ordenador... otro? pufff

  3. ... on martes, enero 10, 2012 7:47:00 p. m.  
  4. Babe dijo...

    me ha encantado la entrada, son tan monos...yo tendría 18

  5. ... on viernes, febrero 03, 2012 1:39:00 p. m.