Hace muchos, muchos años... en un colegio de un cutre barrio de Madrid, tan cutre que hasta el Siego estuvo allí... se hizo una excursión a Canencia con el objetivo de recopilar todo tipo de muestras de animales para torturarlos en formol y de recoger muestras de aguas pútridas con micro o macroorganismos dignos de ver a través de un microscopio... la única limitación que teníamos era que todo cupiera en un frasco de cristal de los de las judias del mercadona.

La excursión en sí no estuvo mal, lo más emocionante era coger lagartijas y seccionarlas para meterlas en los frascos y que todos tuviéramos un cacho... el espíritu de nuestros ancestros cazadores nos invadía y hacía correr por la sierra desperdigados, palo y frasco en mano en sentido aleatorio gritando cada vez que veíamos algo moverse... fue emocionante. Sólo nos faltó comer los lagartos fritos a la lumbre, pero no nos dejaron, nos conformamos con los bocatas de chorizo de nuestras madres que no está nada mal.

A la vuelta, Alicia y sus amigas high school musical de largas melenas teñidas con agua oxigenada y polos con hombreras (eran los ochenta y alguna para hacerse la psicodélica lo llevaba dado la vuelta, lo cual tenía que ser supercómodo, la sensación de ahogo constante era superfashion) se sentaron atrás del autobús, como no, con sus gafas de sol y sus cotilleos perrunos.

Cuando llevábamos una hora de autocar lento y maloliente Alicia empieza a removerse en su asiento, se está meando y esto no tiene pinta de parar. Revoluciona a sus seguidoras, se va a hablar con la profa, se va a hablar con el conductor (personaje muy respetable en la historia de nuestra juventud al que nadie se atrevía a decir ni mú ante su rostro sudoroso de hombre curtido de gran hucha) pero todos la ignoran. Harta de que no la presten atención coge un frasco vacío (eso creemos al menos) y coloca estratégicamente a todas las fans para que la rodeen y atrás en el pasillo se pone a miccionar tranquilamente. Delante de todos y con la prueba en el frasco.

No sabemos como dejó el autocar porque de fijo que se salió del frasco, no sabemos si se limpió después ni que hizo con el contenido del frasco pero esto hizo que su popularidad bajara a la velocidad del sonido y que pasará de ser una perra a una cerda... todo queda en familia.


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4 comentarios:

    ziipp dijo...

    Jajaja, Alicia la cerda.

    La historia merecía la pena. Es que yo no debí tener infancia porque nunca tuve que cazar/diseccionar bichos. O a lo mejor es que en mi colegio eran muy católicos y los debían considerar criaturas de dios. Bueno, bien mirado no creo que eso se lo hubiese impedido.

  1. ... on miércoles, junio 03, 2009 12:17:00 a. m.  
  2. Coda dijo...

    Jeje, mi colegio también era apostólico romano y todas esas cosas pero diseccionabamos anfibios y agujereábamos corazones. De hecho en las estanterías había animalitos en formol divinos...
    Ziipp, aprovecha el tiempo perdido, diseccionate un dedo, que luego te vuelve a crecer, jeje

  3. ... on miércoles, junio 03, 2009 10:05:00 p. m.  
  4. Anónimo dijo...

    Sois una gente perveras y no podéis entender lo duro que es el control de esfínteres.

    Alicia

  5. ... on viernes, junio 05, 2009 7:29:00 p. m.  
  6. Peggy Muppets dijo...

    Solo espero que el día que llegó a su casa la tal Alicia no dejara el frasco en la encimera de casa y su madre se pensara que era el caldo del cocido...

  7. ... on sábado, junio 06, 2009 12:19:00 p. m.