Mi primera relación con el ocio tecnológico fue allá por 1982 cuando hice la comunión y mis tios me reglaron una joya de dos pantallas de Nintendo: Play and Watch. (Alabado sea el Sr. Nintendo que tan buenos ratos me dió y sigue dando).


Consistía en subir de una pantalla a otra controlando el exceso de las plagas de las plantas: en una había arañas o pulgones; en la otra gusanos bocazas. Las flores, parecidas a crisantemos, ponían cara de susto cuando los veían llegar y tú sufrías por ellas. Corriendo le dabas con el fumigador y listo, si no fuera porque eso no paraba de salir nunca y cuando llegabas a controlar la historia empezabas a puntuar doble y el marcador comenzaba parpadear a la velocidad de los latidos de tu corazón, directamente correlacionados con el dolor de tus dedos pulsando a la velocidad de la luz...

Bien es cierto que la reina de la época era Donkey Kong, pero la mia no la tenía casi nadie y gracias a ella le cogí mucho amor a la plantas y pánico a los bichos... años de sufrimiento por la vegetación, hasta hoy mismo que me las he visto putas para encontrar una foto de este regalo del entretenimiento viejuno...

En ese verano mi primo y yo bajábamos las calles del pueblo sin mirar a nadie, cada uno a su tema con su maquinita, con la musiquita de los juegos marcando nuestros pasos y las viejas mirándonos. Una de estas abuelas nos paró un día el paso para felicitarnos por el próximo evento de nuestra comunión conjunta y le jodió el record a mi amado Unai... no se lo perdonó en la vida a la pobre señora. He de decir que la de él era solo de una pantalla, una pirámide egipcia en la que unos bichos te querían comer... bueno, como en todas, también era genial. Luego nos juntábamos unos cuantos en la calle y tirados en el suelo poníamos en común nuestras maquinitas para hacernos especialistas en todo. Las había incluso de tres pantallas y nos encantaba hacer el mono... era genial. Y pensabas que nunca nada podría superar eso...

Después de esto agoté el producto y dejé sus pilas de botón oxidándose en un cajón junto al resto de la máquina. Muy de vez en cuando la volvía a usar sintiendo los mismos estreses... la gente de mi generación rápido se apuntó a las consolas... yo ni guarra. No tenía ni idea de las posibilidades que tenía aquello, había mucho juego de ordenador, mucho juego de football pero yo pasaba, hasta el día que me invitaron a una casa a descalzarme...

Después de más de 25 años me reencontré con Nintendo gracias al azar. Con mucho cuidado intenté recordar si llevaba calcetines con tomate o no. Pasado ese reconocimiento me atreví a ello y así fue que me puse encima de una pequeña plataforma rectángular blanca que en menos que canta un gallo me dijo que no me moviera. Obediente seguí sus instrucciones y me dijo: "calculaaaandooooo, calculaaaandoooo" a los tres segundos tenía mi peso, mi talla, mi centro de gravedad, mi índice de mas corporal, mi cociente de edad wii, la fecha de mi nacimiento, una caricatura de mí misma y el número de mi tarjeta de crédito. Flipé. A la semana esa plataforma/peso de baño blanca estaba en mi casa.

Si antes me reía viendo el anuncio de una tía que hacía yoga subía al bicho este, ahora yo me hago mis programas de entrenamiento para estilizar mi línea, fortalecer gluteos, relajarme y llevar una vida saludable. Si bien es cierto que cuando consigo consumir las calorías equivalentes a medio vaso de cocacola, en ese lapso de tiempo ya me he jamao un plato de jamón, unos triskis y dos vasos mas de cocacola subida al chisme... pero me da igual. Cuando en 1982 conocí a Nintendo nunca imaginé ni por asomo que con una idea suya iba a correr, montar en bici, hacer malabares, steps, taichí, montar en patinete, y acabar sudando como una cerdaka con tonificaciones y posturas de saludo al sol. Por que jamás imaginé que se pudieran tener agujetas jugando en casa mirando la tele. Y tampoco imaginé que la tele pudiera darme tanto como el momentazo de ayer cuando la Indi le tiró el vaso de hielitos a la Carol por celakos...

Aunque si he de decir cual es mi juego favorito me decanto por la Guitar Hero que me ha hecho sentir la estrella del rock que nunca fui, o el de Zelda de disparar a dianitas, o el del Brain que me hace usar los dos hemisferios por igual... no se, para mi que siempre ignoré este mundo desde que mataba con spray gusanos esto es todo un descubrimiento y si me aburro soy gilipollas.


Si algo aprendí de mi viaje a Escocia es que nunca te has de fiar de alguien que te recomienda un hotel porque es... "curioso". Bueno, y que tampoco te puedes fiar de las fotos y la página web de nadie, porque una imagen vale mas que mil palabras y puede engañarte en menos de un segundo.

La moto nos la vendieron al describirnos el hotel "Dorvers Inn" como un lugar con encanto, una posada de mas de trescientos años ambientada en un paraje auténtico escocés, con su lagito, sus bosques y su rollo así de miedete para gente que busca algo distinto y por qué no decirlo, terrorífico... como cuando vas a una cena y te atienden disfrazados de monstruos y te ries pero te da cosilla... Caímos como moscas. Nos metimos en su página y vimos lo que queríamos ver, un hotel la mar de elegante y original con el carisma de una peli de misterio: http://www.thedroversinn.co.uk. Incluso tenían una cámara con una supuesta conexión en directo en la que podías ver a la gente que en ese momento estaba deambulando por las escaleras del lugar... no inventes. Tan buena pinta tenía que lo dejamos para el final...

Después de pasarnos una semana recorriendo las Highlands, recorriendo kilómetros y kilómetros sin ver un ser humano sino millones de ovejas y viendo vacas peludas con un frio que pela estábamos deseando llegar al hotel final, el broche de oro a un viaje muy especial.
Con el GPS dirigiéndonos nos pasamos del destino... no podía ser, ¡pero si por esa zona no había ni dios, ni una casa ni un pueblo, nada de nada!... oh sí, sí que lo había... una posada enorme en medio de una carretera hacia ningún lugar. Una venta de las de antes con mas de tres siglos que eran también trescientos años sin limpiarla.

Lo primero que ves es la recepción, la sala de las torturas de un taxidermista hecha realidad. Te atiende una chavala de no mas de 20 años. Aquí solo trabaja gente joven, pelirroja, pecosa y rechonchita, que viste de negro y cree estar en el local más cool de toda Inglaterra, rodeados de cuerpos sin vida de lo que hace trescientos años fueron animales felices que recorrian juguetones los bosques de la zona.

Acojonados miramos todo con aprensión. El osito tan rico que sale en todas las fotos del hotel está lleno de mierda, le faltan dedos de la mano, tiene un ojo fuera y se ve como le han cosido la zona de la tripa... nosotros íbamos pensando en pasar miedo y empezamos a sentirlo de verdad. Subimos a nuestra habitación por unas escaleras estrechujas y enmoquetadas, que huelen a Palacio de congresos de viejas que son, con nuestras pesadas maletas hasta la tercera planta. La que no tiene calefacción. A la habitación que no tiene baño, sino un lavabo de plástico con un espejo cutrísimo robado de algún baño de tren. Esto nos pasa por no saber inglés y no haber entendido las palabras "shared bathroom", nos salimos al pasillo y vemos donde se supone que tenemos que asearnos... una bañera sin ducha llena de mierdaka, un retrete que huele a zurraspa y un espejo de plástico. Tierra, trágame.

Bajamos a comer y para variar la cocina está cerrada, ¡¡por dios, son más de las 19 horas, es impensable comer nada a estas horas!!. Vemos a la gente cenando kilos de carne que más bien parecen plastas de vaca highlands a dos carrillos emocinados de la vida. Nunca pensé que ser española era ser pija y remilgada... En este mismo día empezaba gran hermano en España y nosotros no teníamos ni tele en la habitación, la máxima psicodelia la tiene la tetera eléctrica que no falta en ninguna casa escocesa. Hace frio sin calefacción así que si no les puedes, únete a ellos, venga ese té con galletas de mantequilla...

Al día siguiente bajamos a desayunar y las ganas de vomitar atacan al Apa. Es entrañable ver un desayuno completo compuesto por huevo frito, con bacon, morcilla, judias pintas y un cacho de tostada encima de las fabes... todos a nuestro alrededor devoran con pasión y sin embargo nosotros no podemos dejar de mirar ese maniquí sin ojos que tiene un uniforme escocés sin botones y sin lavar desde hace 234 años... corriendo salimos de allí, tenemos todo el día para disfrutar y para olvidar.

Pena que por la noche, cuando nos decidimos a ir a Glasgow, todos los mensajes del camino nos advierten de que la única carretera que lleva a nuestro "hotel" se cerrará de 22:00 a 8:oo horas por obras, y nosotros estamos empezando a oler como nuestro coche alquilado atufa a quemado y no vamos a llegar, perdidos por una carretera la mar de estrechuja y un lago kilométrico que no hace otra cosa que emanar vaho del chungo... ¿por qué esta pesadilla en un viaje que estaba siendo tan bonito??.

Cuando al final salvamos la vida y llegamos a nuestro triste destino, como buitres nos ponemos a mirar el libro ese que está en todos los sitios turísticos del país con las apreciaciones de los clientes. Millones de personas alabando el buen gusto del sitio, lo bien que se comía, la música que tenían... y entre todos una persona diciendo que joder que qué de mierda tenía el lugar. Una entre un millón, ¿por qué siempre somos minoría? ¿por qué nunca acertamos con el ganador de GH? ¿por qué siempre llevamos la contraria con lo fáil y cómodo que es sumarse a la mayoría?

Cuando volvimos a Madrid y pedimos explicaciones nos dijeron que había otras habitaciones que estaban genial, que tenían hasta jacuzzi, que la gente amaba ese sitio... ¿serían realidades paralelas? Seremos nosotros muy pijos? habrá dos Dorvers Inn? no lo sé, pero nunca volveré a ese terrorífico lugar... nunca, y jamás aceptaré la descripción de curioso como de calidad, sino como friki de mierda.


Si hay un tema que siempre me ha apasionado es el cerebro y sus funciones cognitivas.

Imagino que como todo al mundo, pero en mi caso con la fortuna de que era parte del contenido de varias asignaturas de la carrera. Cuando en primero me senté al lado de mi amiga Maripaz tímidamente empezamos a comentar las asignaturas que nos iban a tocar. Al llegar a una de éstas nos dijimos: ¿qué coño es esto de la neurociencia? Ahí unimos lazos que entonces creímos eternos y que ahora sabemos están más que estrujados.

Neurociencia... muchos tardaron más en aprenderse la palabreja en sí que el recorrido para llegar a su clase entre los tres viejos edificios llenos de rajas de la facultad. Esta era la muestra viva de las diferencias de los dos hemisferios, el tema que el Punset ama tanto como yo.

En este primer año de carrera nos dijeron de todo, y todo nos lo tuvimos que creer para poder aprobar. Pero quizás lo más mágico fue cuando nos explicaron cómo tenemos el cerebro: dividido.

Según decían el cerebro humano (que no el animal) consta de dos hemisferios totalmente separados, independientes, únicamente unidos por el cuerpo calloso (algo blanco compuesto por millones de cables neuronales). Ambas partes se relacionan y trabajan de forma complementaria pero funcionan de manera muy distinta. Cada hemisferio recibe su propia realidad, percibe a su manera y hace lo que puede. Dos maneras de pensar, una verbal y otra no verbal, una creativa y otra científica, una temporal y otra espacial... una bien vista y otra marginada por nuestra cultura. Me encanta.

El hemisferio izquierdo manifestado en su mano derecha gracias a su conexión cruzada procesa la información analítica y secuencialmente, paso a paso, de forma lógica y lineal. Analiza, abstrae, cuenta, mide el tiempo, planea procedimientos paso a paso, verbaliza, piensa en palabras y en números. Contiene la capacidad para las matemáticas, para leer y escribir. Contiene lo que hoy en día se fomenta en la escuela y los valores de las personas inteligentes. Es el cerebrito, el empollón de clase con la montura de las gafas unidas por un celo. Conoce el tiempo y su transcurso, por qué si vas a la velocidad de la luz envejeces menos que tu gemelo que se ha quedado tan tranquilo en casa viendo la tele. Se guía por la lógica lineal y binaria (si-no, arriba-abajo, antes-después, más-menos, 1,2,3,4 etc.) Su pensamiento es convergente, el del típico científico de la iniciativa Dharma.

El hemisferio derecho, por otra parte, está especializado en la percepción global. Sintetiza la información que le llega, ve el bosque y no los árboles. Con él vemos las cosas en el espacio y cómo se combinan las partes para formar el todo. Entiende las metáforas, sueña, crea, imagina, es subjetivo y marginado por la sociedad. Pasa de razones, él es lo que siente. Experto en el procesamiento en paralelo, holístico, intuitivo en vez de lógico. Piensa en imágenes, símbolos y sentimientos. Tiene capacidad imaginativa y fantástica, espacial y perceptiva. Se monta sus propias películas, se interesa por las relaciones de los miembros de Gran hermano puesto que no le preocupan las partes en sí, sino saber como encajan y se relacionan unas con otras. También reconoce melodías y pinta. En su procesamiento de la información produce momentos de intuición sin tener que explicar las cosas en un orden lógico. Nos dice: "esto es así porque sí y no se como explicártelo con palabras". Su estilo de pensamiento es divergente, creando una variedad y cantidad de ideas nuevas más allá de los patrones convencionales. Es el que vive la experiencia de gran hermano y no le preocupa quién gane el concurso o qué dirán los que están fuera. Es el que disfruta bailando y le da igual que la Lola le nomine el viernes.

El derecho es el cerebro de una persona creativa que procesa de manera distinta al vulgo la información de qué dispone: transforma los datos viejos en nuevas creaciones transcendiendo la materia prima, como la Marbelys cuando hace sus coreografías líricas mas allá del debulé.

Sin embargo, a pesar de que hoy en día los educadores del mundo cada vez son más conscientes de la importancia del pensamiento intuitivo y creativo, el sistema escolar en general sigue estructurado por el hemisferio izquierdo. Nos sentamos en fila, existen grados, lo admirable es sacar buenas notas en matemáticas y lengua... y el cerebro derecho sigue en un segundo plano, sin preguntarse nada porque de lenguaje no entiende pero siente que algo va mal. Que seas bueno en dibujo, en música (más allá que memorizar las obras de chopin) o en gimnasia no te sirve de nada (que se lo digan a Jorge Toro). No se potencia la creatividad o la inventiva como tema aparte, y sin embargo se espera que los estudiantes desarrollen la imaginación, la percepción y la intuición por ciencia infusa como consecuencia natural del un entrenamiento verbal y analítico.

"Sabemos desde hace mucho que la ciencia no es más que uno de los métodos para estudiar el mundo que nos rodea. Otro método -complementario- es el del arte. La existencia conjunta del arte y la ciencia es en sí misma una buena ilustración del principio de complementación. Uno puede dedicarse completamente a la ciencia o vivir exclusivamente a través del arte. Ambos puntos de vista son igualmente válidos, pero tomados por separado son incompletos. La columna vertebral de la ciencia la constituye la lógica y el experimento. La base del arte es la intuición y la penetración. Pero el arte del ballet requiere una precisión matemática y, tal como escribió Pushkin, La inspiración es tan necesaria en geometría como en poesía. Ambas se complementan, en lugar de contradecirse. La verdadera ciencia es afín al arte, del mismo modo que el verdadero arte siempre incluye elementos de ciencia. Reflejan aspectos diferentes y complementarios de la experiencia humana, y sólo nos dan una idea completa del mundo cuando se utilizan juntos".
Leonid Ponomarev



Estoy chinada.

Jamás pensé que en la vída podría sentirme mal por no hacer algo de ejercicio matutino... flipo conmigo misma.
En su día me costó decidirme por comprarme la bici ya que no estaba yo muy convencida de poder amortizarla y es por ello que me compré una normalilla sin mucha emoción. Bueno, con la emoción de recordar los tiempos de pelos al viento bajando la cuesta del Alto llano mientras creía que una moto me perseguía cuando en era realidad al bici de montaña del rober con una botella vacía de Coca cola atada atrás... que risas nos echábamos con la gilipollez mas grande.


Y una vez que nos pusimos a ellos descubrí que me encanta montar en bici. En verano o en otoño, el bajar a la Casa de Campo y cruzarte con todos esos peazos de deportistas con sus equipaciones al completo: mallot, cullote, guantes, casco... sobretodo casco, el que no llevamos nosotros. Ya solo por montar en bici están hermanados contigo, eres de los suyos, de nivel 0 pero de los suyos. Se te cruzan y te hacen comentarios o te animan a subir las cuestas, todo pives claro, muchos de ellos algo mayorcitos, ideal para ligar. Y tu mientras, manteniendo el tipo mientras te notas escocía porque la compresa se te mete hasta la yugular con tanta clavada de sillín que por mucho que lleves el antiestético cullote es un dolor insufrible... ¿y lo que mola?

Lo mejor es cuando vas consiguiendo que el resto de los colegas se apunten a las excursiones y consigues hacer un grupo digno de verano azul montando en bici por el Zoo a la luz de la luna mientras oyes a las focas de la Casa de campo. Flipante.

Ahora no hago mas que pensar que accesorios podría ponerle a mi bici, que no es flaca sino calorra, para disfrutarla aún mas... un transportín, un retrovisor, unos faros... estoy deseando cojerla cuando llega el fin de semana y cuando me despierto toda emocionada pensando en sentir la velocidad en el jerote resulta que hace un viento de tres pares de cojones y no puedo dar rienda suelta a mis emociones...

Me tengo que quedar en casa viendo videos de la Beyonce en los premios MTV Europea con un traje, vestido o cómo llamarlo, la mar de hortera como es ella, preguntándome como es posible que eso al moverse tanto no deje que se le escape una tetilla o algo? lo llevará pegado? debe ser un mallot de cuerpo entero como los que llevan los profesionales para montar en bici... no sé, pero me alegro de que Shakira se haya comido los mocos, se lo tiene merecido por querer parecerse a la Destiny's Child y no ser lo que es ella, una Panchita's Child. Que se joda.