No se como serán vuestros pueblos pero el mio es maravilloso.

En las fiestas cuando destrozado duermes por el día, algo resakoso y cansado de tanto salto al son de Leño, aparece la temible figura de: "La rondalla".
Esto consiste en que uno de los señores medio calvo con boina y chaqueta verde de lana que tiene una guitarra y un día aprendió a tocar una canción, se convierte automaticamente en el cabecilla de la operación dedicada a recorrer todas las calles del pueblo gritando para tapar el sonido de las guitarras canciones con mas de 50 años. Año tras año provoca la envidia en el resto de los viejos medio calvos con chaquetas verdes de lana que poco a poco irán comprándose laudes y guitarras varias para ir detrás del lider de la rondalla aporreando violentamente las cuerdas de la misma con gran aceptación del público, sobretodo del femenino, que no se quitan los sostenes porque son mas de faja y es un engorro. El que no tenga recursos económicos que se agencie la botella de anís que también es muy apreciada y agradecida de melodía.

Esto se repite todos los años y es uno de los puntos fuertes de las fiestas y no me preguntéis por qué. Imagino que se sienten importantes, artistas y realizados al ver disfrutar a su generación con algo que saben hacer y les une a todos en el recuerdo de sus años mozos.

Pues bien, este año de repente mi padre ha sufrido un acceso de nostalgia y ha decidido que su guitarra del pueblo no está a la altura de su capacidad musical y se ha comprado una nueva, una de doscientos pavos que para él es un guitarrón y que tiene en un altar en la que fuera mi habitación.

Se ha dedicado a recorrer todas las tiendas del centro dedicadas a la música probando su arte delante de los dueños de las tiendas (que debían flipar cuando le escuchaban rasgar La Ramona), ha pedido teléfonos de todos los formadores de conservatorio que ha podido, se ha sacado la lista de todos los centros culturales que hay en La Latina con cursos de guitarra acústica, ha tomado nota de todos los locutorios que hay en el barrio (porque pensaba que eran conservatorios) y a sus 75 años se ha apuntado a un curso de nivel dos (que el creía que era para mayores, el cero para niños, y el dos para él) para aprender a tocar. Pero no ha parado ahí. Me ha pedido que le consiguiera una lista de canciones tremenda con canciones de La niña de la puebla, Marujita Díaz y rancheras que le he tenido que pasar en un pen y que han conseguido que aprenda lo que es un directorio, un archivo de música y un menú... él que no sabe mandar un mensaje de móvil... ¡¡lo que es la motivación!!

Pues bien, ya lleva dos semanas en su curso de los lunes y cada vez que llega a casa, él que nunca ha hablado por teléfono si no era por obligación, nos llama a mi hermana y a mi para contarnos que ya está tomando apuntes, que ha dicho que su canción preferida es "Échale guindas al pavo" provocando el escarnio de sus compañeros por desfasao, pero que le da igual porque está muy seguro de sí mismo y si le gusta es su problema. Nos cuenta que todos tienen unas guitarras cojonudas y se ha dado cuenta que la suya es una mierdaka... con lo bien que suena. Se queja al profesor de que según tocan allí es imposible, que los de la clase abarcan todas las cuerdas con una mano y a él no le llegan los dedos, porque él solo necesita el dedo índice de la mano izquierda para tocar ( y que conste que suena bien) y el profe le ha dicho que hasta los niños pequeños lo hacen sintiéndose mi padre bastante ofendido por ello.
Ahora me pide que le baje canciones del comunista ese, del Sabina, porque son los deberes que tiene y se ha hecho un amigo de 40 años menos que él que le trae a casa con su guitarra en ristre. Está feliz de la vida y con el libro que le hemos regalado practica todos los días en casa, y como no le da para abrir el libro, leer y sostener la guitarra, porque el libro se le cierra, le pide a mi madre que le haga de atril y encima le lea las notas, a lo que mi madre le ha llevado una hoja y un boli y le ha dicho que lo apunte en grande en el papel y lo pegue con una chincheta a la pared, que ella tiene que hacer las albóndigas y dejarse de gilipolleces...

Así que ahí le tengo todos los días practicando y haciéndose una carrera como artista, que en cuatro meses aprende. Él no entiende que la Bea lleve años tocando el chelo, me dice: "¿y como es que todavía no ha aprendido?" bueno, pues no se, ahí me ha dejado pillada.
Lo que sí se es que este año en el pueblo se van a cagar, y que a lo mejor, hay nuevo lider de la rondalla... jaja, me parto.