El otro día me contaron una historia de las que a mi me gustan, con su introducción, nudo y desenlace... yo aviso que el grado de veracidad es desconocido, pero bueno si podeis ampliar la información os lo agradecería porque me quedé con ganas de saber más...
Resulta que este verano una pareja de recién casados muy enamorados y con todo su futuro por delante decidió irse de viaje de novios o de casados, como se llame, a Marruecos por esto de la interculturalidad y tal... a quién se le ocurre.
Se pasaron una semanita divina con la cámara de vídeo filmandolo todo, corriendo el uno detrás del otro, vestidos vaporosamente de blanco entre los mercadillos al estilo de "amo a laura", bebiendo zumo de naranja en vasos donde han bebido millones de labios con herpes y calenturas, comprando un montón de cosas que no valían una mierda, poníendose mazo morenos, jamando la carne ensagrentada llena de moscas que hay colgada en los puestos... hasta que un día, llegan a su hotel, y ¡ay señor!!¡¡que estos moracos nos han robado!!.
El dinero, las tarjetas, las compras, la ropa... todo. Se lo habían birlao todo. Bueno, todo no. Gentilmente los ladrones les dejaron sus cepillos de dientes y la cámara de vídeo. Imagino que porque a los cepillos no les vieron utilidad y la cámara para que nunca olvidaran sus vacaciones, no? jiji, que capullos... total, que algo es algo, y una cosa menos que tuvieron que reponer.
Total que se volvieron a España algo cabizbajos y pesarosos, con cierta indefensión y ciertos prejuicios moriles... pero con la ilusión de ver sus vacaciones en su pantalla plana de 25 pulgadas regalo de la suegra. Y así hicieron.
En su salón vieron sonrientes como corrían, como compraban, como comían, como bebían antes del robo... pero también vieron como les robaban, sí. En el vídeo los ladrones habían dejado grabado como sucedió todo el robo, como empezaron revolver la habitación, a coger la ropa, a enganchar las tarjetas... incluso se grabaron cagando en su baño... y limpiándose con sus cepillos de dientes.