Allá por finales de los 90 yo estudiaba en la facultad Psicología Social. Era una asignatura que me encantaba. Estaba llena de experimentos super interesantes que te explicaban por qué cuando los individuos formábamos una masa éramos mas imbéciles todavía. Alucinante. Pero sobretodo, me molaba el profesor: Florencio Jimenez Burillo. No os fiéis del nombre...

Él era ya un tío maduro, hecho y derecho, con su pelambrera canosa siempre iba en vaqueros y se sentaba todo espatarrado. Era irónico, sarcástico, inteligente, lo sabía todo, lo había vivido todo, se había enrrollado con todas las buenorras de la Facultad...

Mi alma por aquél entonces estaba escindida entre él y el Colmenares, que nos tenía a todas troqueladas con su vistoso paquete y su amor a la Etología... en fin.

Ahora la nostalgia me hace mirar la imagen de mi Floren en internet, y veo que si antes era un chulazo maduro y atractivo, 20 años después es un viejete entrañable... o no tanto, porque también he visto que hay un ranking de profesores de Psicología de la Complu y tiene de puntuación un 4... y es que el jodío no aprobaba ni a uno, lo que ahora le convierte en un viejuno kabrón sin mas. Cómo cambian los conceptos cuando por ejemplo a un amor de persona se le cruza un suspenso eterno o 20 años de oxidación... bueno, pues de esto quería hablar hoy, de la Disonancia cognitiva o como eliminar-neutralizar las ideas incompatibles.

Entre los múltiples experimentos que vimos en su libro (menudo ladrillako nos hizo comprar el joputa) estaba el de la Disonancia Cognitiva de Festinger que ahora paso a explicaros:

Se crean tres grupos de sujetos distintos, el primero de control (fundamental en todos los experimentos científicos para ver cambios significativos estadísiticamente hablando) y otros dos.
A los tres se les da a realizar una tarea aburrida de cojones, o dícese con "alto grado de penosidad" como por ejemplo tener que escuchar la discografía entera de Pablo Alborán y contar las veces que dice "tú"... algo así.

Bueno, pues a los tres grupos se les pregunta qué les ha parecido la tarea, y todos dicen que una mierda pinchada en un palo. Bien, pues a los del grupo control los dejan ir, pero a los otros les dice que cuando salgan se van a encontrar con mas gente que va a hacer esa tarea y que tienen que decirles que la tarea es entretenida de cojones y que se han reido una jartá. Al grupo 2 se les paga un euro por ello, a los del grupo 3: 20 pavos. Cuando acaban su nueva tarea, les confiesan a los de un pavo, que a los otros les han dado 20 pavos y que son unos tolais.

Hasta ahí bien. Pasan unas semanas y los vuelven a reunir a todos. 
Los del grupo uno y tres siguen diciendo que la tarea era una mierda y que para eso no les vuelvan a llamar, bueno, los del grupo tres lo dicen con la boca pequeña porque se han trincao 20 pavos... pero ¡ay los del grupo 2!! de repente vienen diciendo que la tarea les había gustado, que no estaba tan mal... que en el fondo les ha hecho evolucionar como personas y pasar un rato ameno en sus tristes vidas!!
¿Cómo puede ser esto? Pues que sus locas cabecitas han encontrado una disonancia, se han sentido unos ruines estafadores por mentir por un triste pavo de mierda, unos vendidos, unos rastreros desalmados capaces de engañar a su madre por un duro, unos ladrones, unos timadores capaces de pisar a quién sea por menos de un café, unos hijos de...


Esto es muy duro para nuestra imagen, tanto que ya que no se puede cambiar la acción, lo mejor es cambiar al idea y asi salvaguardar nuestro ego... por lo que optan como medida de escape pensar que en el fondo no han engañado a nadie... que la tarea era guay, que no estaba tan mal... y así la loca cabecita se queda tranquila.

Imaginaos cómo puede funcionar esto día a día en nuestra vida normal, en esta sociedad llena de contradicciones en las que todos vamos de guay pero la cagamos una y otra vez.
Dónde todos somos ecologistas, creemos en la vida sana, pensamos en el bien común y criticamos al corrupto y luego sin embargo consumimos como cerdos, somos unos putos vagos, queremos ser los mejores y vivir mejor que los demás y encima deseamos estar arriba para robar impunemente y así casarnos con una infanta y pasar a formar parte de la realeza...

Podemos ser capaces de justificar lo injustificable con tal de no ver la resquebrejadura en nuestro ser antes que reconocer que somos unos incoherentes y unos vendidos, frágiles y manipulables. Así es el ser humano, y así es esa cabecita loca que siempre busca la coherencia donde no la hay. Por eso a mi me gusta tener ideas contradictorias... porque siempre que meto la pata, se que tengo la razón ¿o no?.