Tengo que defenderme de unas duras acusaciones que últimamente me pesan en el alma. Me siento como el pobre Carlos Carretero cuando por unos inocentes y jocosos comentarios por teléfono acerca de lo que le gustan los billetitos en sobres metidos le inculpan de estafar a la Seguridad Social... cuando lo único que quiere decirnos es que le gusta que el dinerito esté bien guardado y clasificadito para que no se le pierda, mucho mejor que meterlo en bolsas de basura, no?.

Pues eso, que a mi se me está acusando de ser una maruja y por ahí no paso.
Y todo porque ahora veo en la tele unos programas quizás menos culturales que lo que veía antes (dícese Gran Hermano).

Lo cierto es que cuando era festivo en mi Comunidad y estaba en casa ponía la tele y veía a AR, y me parecía una mierdaka en la que no acababan de decir nada. Me daba mucha rabia ver que Ana Rosa era como un totem de sabiduría que raramente decía alguna frase, (para eso ya estan sus 34 colaboradores) haciendo malabares para andar sobre unos incómodos tacones que evidentemente le debían de pulir los pinrreles. Yo lo siento pero no podía dar ninguna credibilidad a una señora que un día quiso escribir una triste novela y para eso contrató, ella o su editorial amiga me da igual, a un negro y luego no fue capaz ni de leerse la obra maestra...

Tampoco podía ver Hombres Mujeres y Vicecerda porque era una basura de ficción completamente guionizada en la que unos supuestos pivones (hay ver los truñotes que se cuelan de vez en cuando) querían salir en la tele, ir a las discotecas a hacer bolos y sentir que lo importante en la vida era un amor basado en citas de 5 minutos y confidencias de parvularios...

Sálvame me parecía lo peor del mundo y los gritos reiterados de sus mercenarios (asesinos de intimidades) me taladraban el hueso, el yunque, el martillo, el tálamo y el lóbulo occipital.

Y a día de hoy se me acusa de haber cambiado de gustos y haberme vuelto una marujona sin criterio televisivo enganchada a estos programas en lo que friega los platos y pasa la aspiradora... ¡¡con lo que yo he sido!!. Pero qué fácil es criticar por parte de los que tienen un trabajo de ocho horas diarias o más que se quedan sin tiempo y sin ganas para ver la tele. Ahí me gustaría verlos a mi, de repente con una baja laboral de meses en casa metidos si opción a salir mucho a la calle con 60 cadenas de televisión digital a cual peor... ¿qué harían? ¿leer a Dostoievski? JA!!

Yo al principio me intenté resistir, no quería ver esos vodrios. Miraba la tele sin escucharla, más bien miraba el polvo que se le iba acumulando, pero poco a poco los mensajes fueron taladrando mi celebro, los colores de la ropa de la gente de la tele hicieron que la imagen me llamara poderosamente la atención, de pronto empecé a familiarizarme con los colaboradores de AR, con los pretendientes de HMYV, los peinados de Enma García a tenazilla, la colaboración odiosa de Cristina Tárrega, las acertadas opiniones de Bibi Andersen, el tronista cautivador (Abraham), el tronista al que le cortaría los huevos a mordiscos (el Reche), lo repulsivo del pelo y la persona de Pipi estrada... y al final acabé enganchada totalmente a las mañanas de telecinco. No puedo evitarlo, pero es que ahora entiendo a todas las marujas del mundo, estar en casa te hace ser lo que eres, no es una cuestión generacional ni genética, sino ambiental. Dame horas a mansalva de ocio y te haré una maruja del quince!!

Si eso otro día hablo del 15M...