No se si os ha pasado alguna vez que la imaginación os ha traicionado...

Esto fue un sábado normal en los que salíamos por ahí a bailar y tomarnos algo todos los colegas junto con el adosado de turno que no tenía grupo de amigos propio y se adhería vilmente al de uno de sus conocidos con los cuales no tenía nada en común. Bailaba con los codos para afuera tipo pollo y se movía con mucha celeridad, era un peligro y eso que no bebía. Lo bueno es que a su lado siempre corría el aire...
Bueno, pues ese fin de semana yo estaba en casa sola con mi hermana, que agotada se había quedado en kely. Cuando llegué a las 4 de la mañana la graciosa Pepi se había dejado la llave puesta por dentro desconfiada como es ella... ahí empezó mi recuerdo a las clases de Fisiología.

Durante una hora estuve llamando al timbre y no se despertaba... pensando que podría estar en alguna de las fases del sueño profundo de actividad delta (fases 3 y 4) en las que no hay casi tono muscular ni forma de despertar al durmiente dejé pasar un ratillo a ver si como esto es cíclico se pasaba a las fases de sueño más ligero... Así que bajé al portal a llamar por el telefonillo otra hora entera, por si estaba en la fase 2 del sueño reparador de ondas theta en la que desconectamos del entorno sensorial... pero no hubo suerte.

Yo ya empezaba a pensar que la soledad le había herido en el alma y que se había puesto ciega a gintonics viendo Informe Semanal y que así el coma etílico le había vencido...

La fase 1 tampoco llegó: la de las ondas alfa en las que te empiezas a dormir con el hilillo de baba colgando. La fase de sueño hiperligero no existía en ese peligroso sueño de la agotadora vida de mi hermana. Esta fase es mi favorita porque aquí se dan unas alucinaciones muy cachondas, las hipnagógicas, en las que se conjuga la relajación muscular con el estado de seminconsciencia provocando la sensación de que alguien o está encima tuyo y te impide moverte... esto mismo puede pasar cuando uno empieza a despertarse y entonces son alucinaciones hinopómpicas. Mucha gente cree que se vuelve loca o que le quieren violar cuando le pasa esto y es muy gracioso, pero nada, mi hermana no pasó por esta fase esa noche. No tuve suerte con estas cuatro fases del sueño No Rem.

Me fuí a la cabina de teléfonos (ande habrán quedao) y la llamé durante otra hora... pero nada. Ya me daba igual que estuviera en la fase de sueño Rem: en la que soñamos con rápidos movimientos de ojos pero sin movilidad (no vayamos a liarla representando nuestra vida onírica) ... total, que volví al timbre de la puerta, desperté a varios vecinos y al final por consenso popular (eso parecía una de las juntas) llamamos a un cerrajero de urgencias que con un taladro de broca del ocho despertó a los vecinos que quedaban despiertos. Recuerdo al del noveno sin camiseta y los pelos de actor secundario Bob... yo me rilaba por los perniles porque hacía a mi hermana tirada en la ducha cual vulgar Carmina Ordoñez hasta que por fin se le oyó la voz de susto gritando que qué pasaba... jaja, tiene que ser un dulce despertar encontrar que te taladran la puerta mientras al otro lado todos los vecinos en pijama miran por tu mirilla... pero peor estuve yo con las mil historia que me había montado en mi cabeza...

Desde entonces no dejamos la llave puesta por dentro y no bebemos gintonic mientras vemos informe semanal...


Desde que era ñaja siempre ha habido un momento en la vida que he temido a muerte, un momento que otras personas ansiaban que les llegara y que yo siempre lo he visto como lo peor por lo que tiene que pasar una persona. Es cosa de mujeres, pero mientras unas lo desean a muerte yo veía en él el culmen del dolor y el miedo: sentir como tu cuerpo se abre literalmente por la presión, como se te desgarra toda la rajeta al paso de tres kilazos (si hay suerte) y como sale un ser vivo de tu interior embadurnado en sangre y olor a vísceras... bonito, ¿eh?.

Pues el día me llegó, como todo en la vida.

Después de 9 meses de embarazo y sin ningún problema mas los que me ha dado toda esa gente que por empatía te pone la cabeza como un bombo (como si no tuvieras ya uno) con consejos de vieja no requeridos e imperativos del tipo: no tomes el sol embarazada que el niño coge cáncer, no comas lechuga, ni carne, ni fiambre, ni queso, ni verduras en general, ni atún, no toques tierra, no te estires, no te agaches, no cojas peso, no hagas esfuerzos, no dejes de hacer gimnasia, no corras, anda horas, no te agotes, y no te pares, no vayas en bici, no fumes, no bebas, no dejes los vicios que te estresas, no tomes medicamentos, no te enfermes, cuídate, no mires internet... y el momento llegó.

Ese día llegas con la cabeza llena de las experiencias paritarias de toda la gente que te ha visto la tripa y no ha podido evitar contarte como a alguien conocido le tuvieron 3 días de contracciones o le desgarraron hasta las costuras de los calcetines... en mi caso todo empezó la noche de nochevieja, después de un expléndido ágape familiar los pulmones de mi hijo mandaron una señal a la placenta para decirla que ya estaba preparado para salir, así que encharqué de líquido amniótico la tapicería de la silla favorita de mi suegra y corriendo seguí el protocolo que nos explicaron en las clases de preparación al parto. Me fui a mi casa muy tranquila (unos cojones), me duché, revisé mi hatillo, me relajé, y para la maternidad.

Esa noche en la calle los chavales salían de sus macrofiestas vestidos de gala y oliendo a guiski de garrafón... pero yo a lo mio: lo que no te cuentan en los cursitos "la antesala al paritorio".
Nada mas llegar una matrona me metió la mano hasta el fondo, hasta que encontró el tope de un bebé, luego llegó una ginecóloga y me volvió a hacer lo mismo, (en vez de preguntar a la que me lo acababa de hacer debí de gustarla y me volvió a explorar, y digo explorar porque me sobó todos mis interiores). Esto me lo hiceron un par de veces más llenando de sangraza el suelo: dicen que para ver la dilatación del cuello del útero, yo creo que lo hacen para que el parto al lado de esto sea hasta agradable... y así es.

Las contracciones son curiosas pero no pasan de ello. La gente me decía que era el dolor de la regla elevado a la máxima potencia, yo con mi experiencia digo que una mierda. Tengo amigas que cuando sentian los dolores de la regla se daban cabezazos con la pared por el simple hecho de sentir algo distinto que le distrajera de tan anguistioso sufrimiento.. para ellas las contracciones del parto son moco de pavo. Sobretodo cuando sabes que va a venir un ángel con la epidural... mi ángel me pinchó 5 veces porque pillaba vaso sanguineo, se disculpó conmigo anguistiadísima pero yo le habría besado en el ojete porque me dio la vida: en seguida dejé de sentir el dolor y empecé a vivir ese momento como una aventura.

Lo mejor fue picar al matrón criticandole a la ginecóloga y viendo como él la odiaba... jeje, la lucha de clases impera en cada rincón. Me moló ver a la anestesista de cachondeo con la matrona... pero es que era año nuevo y todo olía a fiesta y es que todos los trabajos son un poco gran hermano...

Dilaté, empujé como nos había dicho la matrona (es decir, mal) y ya por fin, empujé con la matrona. Con ella en 10 minutos el churumbel estaba fuera: gritando como un salvaje, conteneando sus pequeñas extremidades, calentito y con los ojos brillantes expectante a lo que se le venía encima, igual que yo. Para nada fue un hecho traumático como me esperaba aunque tener a 10 personas mirandote el chirri es algo angustioso. Ni siquiera el desgarro que me provoqué y ver como me cosían me causó ningún problema, y es que era año nuevo y ya se sabe, "año nuevo: vida nueva".